Conforme avanzan los años, las arrugas, líneas de expresión, surcos y la flacidez del rostro se acentúan de forma inevitable por el proceso natural de envejecimiento.
En la cara, los tejidos se desplazan hacia abajo debido a los cambios esperados a nivel óseo, muscular y de compartimentos de grasa. Esta caída se hace más evidente en el tercio inferior de la cara, principalmente en el reborde mandibular donde se pierde mayor definición. Gracias a los avances de la medicina y dermatología estética, estos signos de la edad pueden atenuarse con tratamientos mínimamente invasivos, generalmente tolerables en cuanto al dolor, sin rastro de heridas que en un futuro puedan convertirse en cicatrices, sin anestesia general ni la necesidad de pisar un quirófano y, por lo tanto, tampoco se requiere de un tiempo de recuperación, y con resultados sutiles acordes a la anatomía facial de cada paciente.
Los hilos de sustentación facial son reabsorbibles y biocompatibles con el organismo, por lo que son seguros para su uso. Su función es devolver la firmeza del rostro al elevar las estructuras faciales alteradas por el paso del tiempo. Con su aplicación, conseguimos activar las células productoras de colágeno, elastina y ácido hialurónico llamadas fibroblastos. Este tratamiento es uno de los más solicitados tanto por hombres como por mujeres, ya que con una sesión se obtiene el efecto de rejuvenecimiento y reposicionamiento facial