Los dermatólogos formados en el manejo de la cirugía son capaces de ofrecer un enfoque mínimamente invasivo, gracias a la utilización de las técnicas e instrumentos más modernos para cuidar la piel del paciente.
Además, la mayoría de intervenciones son realizadas de manera ambulatoria, sin necesidad de hospitalización y la anestesia la aplica el propio médico que realiza la cirugía.
Este proceso consigue que la recuperación del paciente sea mucho más rápida.
La dermatología quirúrgica, también llamada cirugía dermatológica o dermatocirugía tiene cuatro grandes campos: general, oncológico, reconstructivo y estético.
Además del tratamiento de los tumores cutáneos, mediante cirugía convencional y cirugía de Mohs, el cirujano dermatólogo utiliza otras técnicas quirúrgicas: curetaje, electro y radiocirugía, criocirugía, dermoabrasión y peelings químicos, láser y otras técnicas de cirugía reconstructiva cutánea.
La intervención quirúrgica cutánea es un recurso tanto diagnóstico como terapéutico que incluso con técnicas estéticas puede llevarse a cabo en el consultorio y de manera ambulatoria. Permite tratar neoplasias cutáneas y otro tipo de lesiones mediante técnicas desde muy sencillas hasta muy especializadas, como sería, por ejemplo, la cirugía micrográfica de Mohs. No obstante, requiere especial consideración la cicatrización posquirúrgica, dado el aspecto estético final, así como las contraindicaciones y complicaciones.
En cada caso es imprescindible obtener una historia clínica completa (interrogatorio, examen físico y estudios de laboratorio y gabinete), emitir un diagnóstico clínico e histopatológico, y efectuar una evaluación cardiovascular, nutricional y mental prequirúrgica.
Es de vital importancia obtener una carta de consentimiento informado; conviene efectuar una adecuada documentación fotográfica, o bien en video, o ambas, tanto para el aspecto médico-legal como para evaluar los resultados.